Monday
8
September
Visitation
10:00 am - 12:00 pm
Monday, September 8, 2025
Falvo Funeral Home (Rochester, NY)
1395 North Goodman Street
Rochester, New York, United States
Obituary of Maribel Gonzalez
Maribel González Cruz
Partió para estar con su Señor y Salvador el 1 de septiembre de 2025, a la edad de 56 años.
Le precedió en la muerte su hermana, Marisol.
Le sobreviven sus amorosos hijos: Ramón, Alexander, Luis, Maribeliz y Yarimar; 6 nietos, así como sus hermanos y hermanas.
Elogio fúnebre para Maribel González Cruz
Hoy nos reunimos para honrar y celebrar la vida de nuestra amada madre, hija, hermana y matriarca: Maribel González Cruz. Para nosotros, ella fue mucho más que familia; fue nuestro cimiento, nuestra fuente de fuerza y el ejemplo vivo de perseverancia y fe.
Su historia comenzó con un enorme acto de valentía. Nuestra madre llegó a Rochester desde Puerto Rico con tres de nosotros, Ramón , Alexander y Luis ya a su lado y una más en su vientre, Maribeliz. Llegó a una tierra nueva, sin hablar inglés, sin un mapa que seguir y sin promesas seguras, pero con la determinación en su corazón. No permitió que la barrera del idioma ni las dificultades de empezar de cero la definieran. En cambio, venció todos los obstáculos, aprendió inglés, obtuvo su GED y comenzó su primer trabajo en el aeropuerto como limpiadora. Incluso en esos primeros años, ya nos mostraba lo que significaban la fuerza, la humildad y la resiliencia.
En medio de esos retos, dio a luz a su quinta hija Yarimar, cargando siempre con la responsabilidad y la esperanza de un futuro mejor para su familia. A partir de allí, su vida se convirtió en una historia de logro tras logro, siempre con sacrificio, amor y Dios en el centro.
Su primer gran logro fue obtener su licencia de guardería. No solo construyó un negocio, sino un refugio donde los niños eran amados, cuidados y criados como si fueran suyos. Su segundo logro fue uno que muchos sueñan pero pocos alcanzan: en el año 2001 compró su primera casa. Esa casa no fue solo un techo, sino un hogar donde la familia se reunía, reía, discutía, sanaba y creaba recuerdos que vivirán por siempre. Su tercer logro fue igualmente extraordinario: en 2006, después de 15 años de arduo trabajo en Walmart, obtuvo su licencia de cosmetología. Con ello, abrió un nuevo capítulo de independencia, creando su propio espacio de salón, donde puso su creatividad y su pasión en cada detalle. Se volvió autosuficiente y orgullosa, mostrándonos que ningún sueño estaba demasiado lejos de alcanzar.
Pero su vida no estuvo libre de dificultades. Durante los últimos 13 años, nuestra madre soportó un dolor físico constante, luchas emocionales y muchas batallas con su salud. Sobrevivió a un coma, vivió con insuficiencia cardíaca y enfrentó cargas que habrían quebrado a muchos. Y aun así, nunca se rindió. Continuó con la valentía de una guerrera. En cada tormenta, su fe en Dios se hizo más profunda. Dedicó su vida a Él, convirtiendo su sufrimiento en testimonio y acercando almas a Jesucristo. En sus pruebas, se transformó en un ejemplo viviente de resistencia, fe y amor incondicional.
Lo que la hacía extraordinaria no era solo su fuerza, sino su corazón. Siempre ponía a los demás antes que a ella misma. Si alguien necesitaba, ella daba, aunque no tuviera lo suficiente para ella. Ayudó a personas a comenzar nuevas vidas, les ofreció oportunidades y entregó amor y apoyo a todo aquel que cruzara su camino. Fue generosa hasta el extremo, compasiva sin medida y humilde en todo momento.
Para nosotros, fue la mejor hermana, la mejor hija, la mejor madre: aquella a quien podíamos acudir en busca de guía, de amor, de verdad y de valor. Fue la matriarca de nuestra familia, el pegamento que nos mantenía unidos, la fuerza que nos impulsaba a seguir adelante.
Nuestra madre fue una mujer fuerte, con una voluntad indomable, con un tipo de fuerza que inspira a generaciones. Llevaba dentro de sí el coraje de una guerrera, y por eso la llamaban con amor India Guerrera de Dios. No era solo un nombre, era su esencia. Luchó con fuerza, con dignidad y con fe hasta su último aliento.
Aunque nuestros corazones duelen por su partida, celebramos su vida. Celebramos sus victorias, sus sacrificios, sus risas, su amor y su fe inquebrantable. Nos deja enseñanzas que llevaremos por siempre: nunca rendirse, poner el amor primero, confiar en Dios en todo y vivir con valentía sin importar las adversidades.
Maribel González Cruz—nuestra madre, nuestra guerrera, nuestra luz—vivirá por siempre en nuestros corazones. Su espíritu está con nosotros, su legado está en nosotros y su amor nunca se apagará. Sabemos que nuestra mamá ya descansa en paz en la casa de nuestro padre celestial.
Eulogy for Maribel González Cruz
Today we gather to honor and celebrate the life of our beloved mother, daughter, sister, and matriarch—Maribel González Cruz. To us, she was more than just family; she was our foundation, our source of strength, and the shining example of perseverance and faith.
Her journey began with tremendous courage. Our mother came to Rochester from Puerto Rico with three of us already by her side and one more in her belly. She arrived in a new land with no English, no roadmap, and no promises—but with determination in her heart. She did not let the language barrier or the struggles of starting over define her. Instead, she overcame her odds, taught herself English, earned her GED, and soon began her first job at the airport as a cleaner. Even in those early years, she showed us what strength, humility, and resilience truly look like.
Amid these challenges, she gave birth to her fifth child, all while carrying the weight of responsibility and the hope for a better future for her children. From there, her life became a story of achievement after achievement, always rooted in sacrifice and love.
Her first great milestone was earning her daycare license. She didn’t just build a daycare—she built a safe haven where children were loved, cared for, and nurtured as if they were her own. Her second achievement was one that many dream of but few accomplish: in 2001, she purchased her first home. That home was not only a roof over our heads but also a place where family gathered, laughed, argued, healed, and made memories that will last forever. Her third achievement was just as remarkable: in 2006, after 15 years of hard work and dedication at Walmart, she earned her cosmetology license. With that, she stepped into a new chapter of independence, building her own salon space where she poured her creativity and passion into her work. She became self-sufficient and proud, showing us all that no dream was too far out of reach.
But her life was not without hardship. For the last 13 years, our mother endured physical pain, emotional struggles, and countless battles with her health. She survived a coma, lived with heart failure, and carried burdens that would have broken many others. And yet—she did not give up. She pressed on with the courage of a warrior. Through every storm, her faith in God grew deeper. She devoted her life to Him, turning her suffering into testimony, and bringing souls to Jesus Christ. In her trials, she became a living example of endurance, faith, and unconditional love.
What made her extraordinary was not only her strength but her heart. She put others before herself time and time again. If someone was in need, she would give—even if she didn’t have enough for herself. She helped people start new lives, gave them opportunities, and offered love and support to anyone who crossed her path. She was generous to a fault, compassionate beyond measure, and humble in all things.
To us, she was the best sister, the best daughter, the best mom—the one we could count on for guidance, for love, for truth, and for courage. She was the matriarch of our family, the glue that held us together, the force that kept us moving forward.
Our mother was a strong woman with an indomitable will, the kind of strength that inspires generations. She carried within her the courage of a warrior, and that is why she was lovingly called India Guerrera de Dios—God’s Warrior. It was not just a name; it was who she was. She fought with strength, with dignity, and with faith until her very last breath.
Though our hearts ache with her passing, we celebrate her life. We celebrate her victories, her sacrifices, her laughter, her love, and her unwavering faith. She has left us with lessons that we will carry forever: to never give up, to put love first, to trust God in all things, and to live with courage no matter the odds.
Maribel González Cruz—our mother, our warrior, our guiding light—will live forever in our hearts. Her spirit is with us, her legacy is in us, and her love will never fade.
Calling hours with a service will be held on Monday, September 8, 2025 from 10 AM- 12 Noon at Falvo Funeral Home, 1395 N. Goodman St. Rochester, NY 14609. Interment Holy Sepulchre Cemetery.
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Maribel